Artrosis de cadera

Artrosis de cadera

La patología degenerativa de la cadera es una de las enfermedades más frecuentes en pacientes de mediana y avanzada edad en los países desarrollados.

La articulación de la cadera está constituida fundamentalmente por el acetábulo y la cabeza del fémur, estando ambas superficies revestidas por cartílago hialino. Las alteraciones provocadas por el desgaste y degeneración de este revestimiento, nos conduce a la disfunción articular. 

Ambas superficies articulares, están protegidas por diferentes grupos musculares y ligamentos que proporcionan estabilidad y funcionalidad articular. Así mismo, cubriendo al borde del acetábulo se encuentra el labrum (rodete) acetabular, un anillo fibrocartilaginoso que amplía la superficie articular e incrementa la cobertura de la cabeza femoral.

Los síntomas más característicos de la patología degenerativa de la cadera son el dolor inguinal a la deambulación, al cual se le puede asociar, dolor en nalga y cara lateral del muslo. La limitación de la movilidad articular es progresiva, siendo típica la limitación de la rotación interna, con dificultad para cruzar la pierna. Hay a veces, que el dolor se localiza en las rodillas, pudiendo confundirse con otra patología

El tratamiento conservador, debe ser la primera línea de tratamiento, para el control de las primeras manifestaciones asociadas a la patología degenerativa de cadera, con el objetivo de retrasar futuros tratamientos quirúrgicos.

En esta fase sería recomendable:

  • Modificar aquellas actividades que desencadenen la sintomatología. 
  • Pérdida de peso. 
  • Potenciación de los grupos musculares mediante ejercicios, estiramientos y fisioterapia.
  • Tratamiento con Antiinflamatorios y analgesicos vía oral a demanda. 
  • Infiltraciones ecoguiadas o bajo control radiográfico de Ácido Hialurónico intraarticular para mejorar la lubricación y función articular.
  • Infiltraciones ecoguiadas o bajo control radiográfico de Factores de crecimiento Plaquetario:
    • Intraarticulares: Ejercen una función antiinflamatoria, limita la muerte de los condrocitos, facilita la producción de proteoglicanos y promueve la producción de fibrocartílago ante lesiones condrales.
    • Músculos-tendones (Tendinitis Gluteo-Psoas iliaco): Efecto antiinflamatorio y reparador.

En los casos de enfermedad avanzada o fracaso de las medidas adoptadas anteriormente, resulta necesario la sustitución completa de la articulación implantando una prótesis total de cadera. 

La sustitución protésica de la cadera, ha constituido uno de los avances más importantes durante las últimas décadas en traumatología y cirugía ortopédica. Es el procedimiento de reconstrucción que más comúnmente se lleva a cabo en el adulto afecto de enfermedad degenerativa de la articulación coxofemoral, con el que se pretende restaurar la función de la articulación y aliviar el dolor.

La prótesis total de cadera, va dirigida a sustituir la superficie acetabular y cabeza femoral, mediante la implantación de una copa en el acetábulo y un vástago femoral. Estos dos componentes suelen estar fabricados por aleaciones de metales, siendo las más utilizadas de titanio y cromo-cobalto.

El anclaje óseo de ambos componentes se realizará con o sin cemento en función de las características y calidad ósea de cada paciente.

Finalmente, articularán entre sí mediante una cabeza modular anclada al vástago femoral (fabricada en cerámica o metal) y un inserto (fabricado en cerámica o polietileno) anclado en la copa acetabular.

Antes de plantear la cirugía, es necesario una valoración clínica individualizada de cada caso, realizando una exploración física detallada, seguida de pruebas de imagen complementarias, siendo la radiografía simple la más utilizada.

Posteriormente, una planificación cuidadosa del procedimiento quirúrgico, nos permitirá la elección de los implantes y del abordaje quirúrgico más adecuado para cada paciente, en función de su anatomía y calidad ósea, patología, edad y antecedentes médicos.

Tras la cirugía, en la primera fase del postoperatorio, se indica reposo en cama las primeras 12 horas, tras las cuales se retira el drenaje de la herida, comienza la sedestación sobre el borde de la cama, se autorizan ejercicios isométricos de las extremidades inferiores y se inicia la marcha con bastones, en descarga parcial, según tolerancia.

Siguiendo los protocolos de la sociedad americana de cirugía ortopédica, el alta hospitalaria se autoriza a partir de las 36-48 horas tras la intervención, siempre y cuando, no haya un criterio médico que lo contraindique 

Se recomienda a los pacientes evitar la sedestación en sillas bajas que obliguen a una flexión de caderas mayor de 90º, no sentarse con las piernas cruzadas, evitar la bipedestación prolongada, marchas excesivas y aumento de peso. Se mantiene el apoyo con 2 muletas durante 1 mes, momento en que se retira el bastón homolateral. A los 2 meses se retira el bastón contralateral y se autoriza el movimiento libre.

Actualmente el 80-90% de las prótesis totales de cadera implantadas, mantienen su función a los 15-20 años de su implantación, según diferentes estudios. Para lograr estas elevadas tasas de éxito a largo plazo, debe sumarse a un correcto procedimiento quirúrgico, una buena colaboración por parte de nuestros pacientes, evitando conductas de riesgo que puedan comprometer la funcionalidad y durabilidad de nuestro implante, así como manteniendo un estilo de vida saludable, evitando sobrepeso y teniendo un buen control de sus patologías médicas asociadas.

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