Prótesis de cadera

Prótesis de cadera

La sustitución protésica de la cadera, ha constituido uno de los avances más importantes durante las últimas décadas en traumatología y cirugía ortopédica.

Es el procedimiento de reconstrucción que más comúnmente se lleva a cabo en el adulto afecto de enfermedad degenerativa de la articulación coxofemoral, con el que se pretende restaurar la función de la articulación y aliviar el dolor.

Los pacientes afectos de esta dolencia, van a referir principalmente, dolor inguinal, al cual se le puede asociar, dolor en nalga y cara lateral de la cadera afecta, con limitación de la movilidad articular, siendo típica la limitación de la rotación interna.

La articulación de la cadera está constituida fundamentalmente por el acetábulo y la cabeza del fémur, estando ambas superficies revestidas por cartílago hialino. Las alteraciones provocadas por el desgaste y degeneración de este revestimiento, nos conduce a la disfunción articular.

La prótesis total de cadera, va dirigida a sustituir estas dos superficies, mediante la implantación de una copa para cubrir la superficie acetabular y un vástago femoral.

Estos dos componentes suelen estar fabricados por aleaciones de metales, siendo las más utilizadas de titanio y cromo-cobalto.

El anclaje óseo de ambos componentes se realizará con o sin cemento en función de las características y calidad ósea de cada paciente.

Finalmente, articularán entre sí mediante una cabeza modular anclada al vástago femoral (fabricada en cerámica o metal) y un inserto (fabricado en cerámica o polietileno) anclado en la copa acetabular.

Antes de plantear la cirugía, es necesario una valoración clínica individualizada de cada caso, realizando una exploración física detallada, seguida de pruebas de imagen complementarias, siendo la radiografía simple la más utilizada.

Posteriormente, una planificación cuidadosa del procedimiento quirúrgico, nos permitirá la elección de los implantes y del abordaje quirúrgico más adecuado para cada paciente, en función de su anatomía y calidad ósea, patología, edad y antecedentes médicos.

Tras la cirugía, en la primera fase del postoperatorio, se indica reposo en cama las primeras 12-24 horas, tras las cuales se retira el drenaje de la herida, comienza la sedestación sobre el borde de la cama, se autorizan ejercicios isométricos de las extremidades inferiores y se inicia la marcha con bastones, en descarga parcial, según tolerancia.

Habitualmente el alta hospitalaria se autoriza a los 2-4 días de la intervención. Se recomienda a los pacientes evitar la sedestación en sillas bajas que obliguen a una flexión de caderas mayor de 90º, no sentarse con las piernas cruzadas, evitar la bipedestación prolongada, marchas excesivas y aumento de peso.

Se mantiene el apoyo con 2 muletas durante 1 mes, momento en que se retira el bastón homolateral. A los 2 meses se retira el bastón contralateral y se autoriza el movimiento libre.

Actualmente el 80-90% de las prótesis totales de cadera implantadas, mantienen su función a los 15-20 años de su implantación, según diferentes estudios. Para lograr estas elevadas tasas de éxito a largo plazo, debe sumarse a un correcto procedimiento quirúrgico, una buena colaboración por parte de nuestros pacientes, evitando conductas de riesgo que puedan comprometer la funcionalidad y durabilidad de nuestro implante, así como manteniendo un estilo de vida saludable, evitando sobrepeso y teniendo un buen control de sus patologías médicas asociadas.

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