Fractura de Escafoides

Fractura de Escafoides

Una fractura del escafoides es una ruptura de uno de los huesos pequeños de la muñeca. Se trata de la segunda fractura más frecuente en el miembro superior, solo por detrás de la fractura de radio distal.

La fractura del escafoides, uno de los huesos más importantes de la muñeca, es muy frecuente y afecta en mayor medida a las personas jóvenes y activas. En la mayoría de los casos, la fractura de produce por una caída sobre la mano extendida. Un fuerte impacto producido, por ejemplo, por un puñetazo, también puede provocar la fractura.

En muchas ocasiones, este tipo de fracturas pasan desapercibidas y no se tratan correctamente. Por ello, el hueso no se consolidará de forma adecuada, provocando una degeneración artrósica de la muñeca a medio o largo plazo.

Las fracturas del escafoides se clasifican en dos grupos, en función de la gravedad del desplazamiento:

  • Fractura sin desplazamiento, cuando los huesos se mantienen alineados correctamente
  • Fractura con desplazamiento, si los fragmentos del hueso se han movido y no se encuentran en su posición natural.

Síntomas

El dolor y la inflamación en la muñeca y en la tabaquera anatómica son los síntomas más frecuentes que permiten detectar la fractura de escafoides. El dolor es especialmente intenso cuando se mueve el pulgar o se trata de coger un objeto.

Como ya hemos comentado, en algunas ocasiones los síntomas pueden pasar desapercibidos. Esto sucede cuando no se puede ver claramente la deformación de la muñeca y el dolor no es intenso. Así pues, es muy fácil confundir la fractura con un esguince de muñeca u otra lesión similar.

El principal indicador es el dolor. Si el dolor no remite después de un día, se debe consultar con un médico para recibir un tratamiento cuanto antes, lo que ayudará a evitar complicaciones posteriores.

Tratamiento para una fractura de escafoides

El tratamiento recibido para tratar una fractura de escafoides depende principalmente de la gravedad de la misma, el periodo de tiempo que ha transcurrido desde que sufrió la lesión y la ubicación de la fractura.

Las fracturas producidas más cerca del dedo pulgar no suelen requerir un tratamiento quirúrgico. Reducir la actividad y proteger la zona dañada puede ser suficiente para una correcta curación de la fractura. Esto se debe principalmente a que la parte del hueso más cercana al pulgar cuenta con una buena irrigación sanguínea, lo que facilita la sanación.

En los casos en que se opta por un tratamiento no quirúrgico, el doctor optará por colocar un yeso en el antebrazo y la mano para inmovilizarla y favorecer la curación. Se realizarán radiografías de forma periódica para revisar que la fractura se está curando correctamente.

Si la fractura se produce cerca del antebrazo, suele recomendarse un tratamiento quirúrgico, ya que la irrigación sanguínea es peor que en la zona cercana al pulgar. También es posible tratarlo con un yeso que cubra el pulgar para asegurar la estabilización de la fractura.

Cuando la fractura ha provocado el desplazamiento de alguna pieza del hueso, el médico recomendará la cirugía. Gracias a ella, será posible alinear y estabilizar la fractura, aumentando las posibilidades de que sane correctamente.

Para llevar a cabo la cirugía, se suele optar por los procedimientos de reducción o fijación interna. El primero consiste en volver a colocar el hueso en la posición adecuada a través de diferentes técnicas, como una pequeña incisión y el uso de instrumentos de guía, o una incisión abierta con manipulación de la fractura. En el caso de la fijación interna, se utilizan implantes metálicos para mantener el escafoides en su posición natural y favorecer la completa curación. En determinadas situaciones, es posible utilizar un injerto óseo para estimular la sanación del hueso.

Uno de nuestros últimos pacientes, un varón de 68 años, presentaba una fractura de escafoides de 3 semanas de evolución. Tras un primer estudio, se decidió realizar una fijación mini invasiva de la fractura.

Nuestro equipo llevó a cabo una fijación percutánea con tornillo de compresión con el objetivo de favorecer una pronta recuperación y reducir el riesgo de que el hueso no se consolide correctamente. La cirugía se llevo a cabo en régimen ambulatorio bajo anestesia locorregional con una duración aproximada de 15 minutos.

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